Poemas de Neruda

Para mi Corazón

Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada dia. Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia. Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento como los pinos y como los mastiles.
Como ellos eres alta y taciturna. Y entristeces de pronto, como un viaje.
Acogedora como un viejo camino. Te pueblan ecos y voces nostalgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen pajaros que dormian en tu alma.

Cuantos caminos hasta llegar a un beso

Amor, cuantos caminos hasta llegar a un beso,
que soledad errante hasta tu compania!
Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.
En Taltal no amanece aun la primavera.
Pero tu y yo, amor mio, estamos juntos,
juntos desde la ropa a las raices,
juntos de otono, de agua, de caderas,
hasta ser solo tu, solo yo juntos.
Pensar que costo tantas piedras que lleva el rio,
la desembocadura del agua de Boroa,
pensar que separados por trenes y naciones tu y yo
teniamos que simplemente amarnos,
con todos confundidos, con hombres y mujeres,
con la tierra que implanta y educa los claveles.

Me gusta oir tu voz

En un besos abras todo lo que he callado.
Cuando yo muerda un fruto tu sabras su delicia.
Me gusta oir tu voz que corre pura como la voz del agua en movimiento.
Y desde entonces eres, soy y somos, y por amor seré, seras, seremos.
Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos.
Quitame el pan, si quieres, quitame el aire, pero no me quites tu risa
No me quites la rosa,la lanza que desgranas,
el agua que de pronto estalla en tu alegria,
la repentina ola de plata que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo con los ojos cansados a veces
de haber visto la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa sube al cienlo buscandome y
abre para mi todas las puertas de la vida.
Amor mio, en la hora mas oscura desgrana tu risa,
y si de pronto ves que mi sangre mancha las piedras de la calle,
rie, porque tu risa sera para mis manos como una espada fresca.
Junto al mar en otono, tu risa debe alzar su cascada de espuma,
y en primavera, amor,quiero tu risa como la flor que yo esperaba,
la flor azul, rosa de mi patria sonora.
Riete de la noche, del dia de la luna,
riete de las calles torcidas de la isla,
riete de este torpe muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro los ojos y los cierro, cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos, niegame el pan, el aire, la luz,
la primavera, pero tu risa nunca porque me moriria.

Puedo

PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos m�s tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella tambi�n me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo tambi�n la quer�a.
C�mo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos m�s tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
O�r la noche inmensa, m�s inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el roc�o.
Qu� importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche est� estrellada y ella no est� conmigo. Eso es todo.
A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi coraz�n la busca, y ella no est� conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos �rboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cu�nto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su o�do. De otro.
Ser� de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro.
Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como �sta la tuve entre mis brazos, mi alma no se
contenta con haberla perdido.
Aunque �ste sea el �ltimo dolor que ella me causa, y �stos sean los
�ltimos versos que yo le escribo.
JURO, pues, que mi poes�a seguir� sirviendo y cantando a la dignidad en
contra de los indignos, a la esperanza a pesar de los desesperanzados, a la
justicia a pesar de los injustos, a la igualdad en contra de los
explotadores, a la verdad en contra de los mentirosos y a la gran
fraternidad de los verdaderos combatientes.

Walking Around

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrer�as y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro..
Navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquer�as me hace llorar a gritos.
S�lo quiero un descanso de piedras o de lana,
s�lo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercader�as, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis u�as
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin Embargo ser�a delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Ser�a bello ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de fr�o
No quiero seguir siendo ra�z en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sue�o,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada d�a.
No quiero para m� tantas desgracias.
No quiero continuar de ra�z y de tumba,
de subterr�neo solo, de bodega con muertos
ateridos, muri�ndome de pena.
Por eso el d�a lunes arde como el petr�leo
cuando me ve llegar con mi cara de c�rcel,
y a�lla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas h�medas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapater�as con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay p�jaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos que debieran haber llorado de verg�enza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido, paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas l�grimas sucias.

Cuerpo de mujer (1924)
(Veinte poemas de amor y una canci�n desesperada)

Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un t�nel. De m� hu�an los p�jaros
y en m� la noche entraba su invasi�n poderosa.
Para sobrevivirme te forj� como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche �vida y firme.
�Ah los vasos del pecho! �Ah los ojos de ausencia!
�Ah las rosas del pubis! �Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer m�a, persistir� en tu gracia.
Mi sed, mi ansia si l�mite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.

Poema 15 (1924)
(Veinte poemas de amor y una canci�n desesperada)

Me gustas cuando callas porque est�s como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas est�n llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma m�a.
Mariposa de sueno, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancol�a;
Me gustas cuando callas y est�s como distante.
Y estas como quej�ndote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
d�jame que me calle con el silencio tuyo.
D�jame que te hable tambi�n con tu silencio
claro como una l�mpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque est�s como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

El amor del soldado(1952)
(Los versos del capit�n)

En plena guerra te llev� la vida
a ser el amor del soldado.
Con tu pobre vestido de seda,
tus u�as de piedra falsa,
te toc� caminar por el fuego.
Ven ac�, vagabunda,
ven a beber sobre mi pecho
rojo roc�o.
No quer�as saber d�nde andabas,
eras la compa�era de baile,
no ten�as partido ni patria.
Y ahora a mi lado caminando
ves que conmigo va la vida
y que detr�s est� la muerte.
Ya no puedes volver a bailar
con tu traje de seda en la sala.
Te vas a romper los zapatos,
pero vas a crecer en la marcha.
Tienes que andar sobre las espinas
dejando gotitas de sangre.
B�same de nuevo, querida.
Limpia el fusil, camarada.

No te amo

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas obscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de s�, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive obscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendi� de la tierra.
Te amo sin saber como, ni cuando, ni de donde,
te amo secretamente, sin problemas ni orgullo:
as� te amo porque no se amar de otra manera,
sino a s� de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es m�a,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sue�o.



Fernando Cuty 1999�
ICQ UIN:14216783